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Igualdad nunca vista en la F-1

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Estaba muy contenta la familia Massa. Su padre, que acude a algunas carreras, fue al podio de la GP2 para saludar a un amigo y volvió a repetir la experiencia unas horas mas tarde, cuando acudió a vitorear a su hijo, que acababa de ganar por segunda vez consecutiva el GP de Turquía de F-1. Curiosamente, en Estambul no estaba su novia Raffaella, que le acompaña a todas las carreras, ya que se había quedado en Brasil. Todos sabían que para el piloto era indispensable ganar con autoridad y la verdad es que Massa lo bordó en Estambul, anulando a Raikkonen y abriendo levemente la puerta de las esperanzas en un año prácticamente desechado. Ahora, la igualdad es extrema y las cinco finales que quedan serán apasionantes.

Se presagiaba mucha paridad desde la pretemporada, pero se dio lo que nunca: jamás en la historia de la F-1 cuatro pilotos habían ganado las primeras doce carreras de forma exactamente repartida. El turno para desempatar llegará dentro de unos días, en Monza, donde los Ferrari volarán con los gritos de los tifosi, y los McLaren usarán las mismas armas que les hicieron ir de maravilla en Indianápolis y Montreal. Para Ferrari será casi imposible desbancar a McLaren, pero la sentencia del 13 de septiembre sobre el caso de espionaje será lo que decidirá, de verdad, mucho de este Mundial. Quizás tengan la puerta abierta a partir de ese día y después, la pista dirá.