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Un gran derbi y una pésima noticia

Empieza la Liga con un partido deslumbrante, partido de la máxima rivalidad, como se decía antes, derbi como se dice hoy, clásico como dicen los argentinos, que me gusta. El campeón recibe a su vecino, que inaugura hoy la era 'post-Torres'. La salida del gran icono de estos años fue dolorosa, aunque esperada, pero lo que ha ocurrido desde entonces resulta más que esperanzador. El Atlético ha fichado bien, tiene un equipo muy bonito por delante, la pareja Agüero-Forlán es seria y a poco que el equipo se tenga bien atrás va a ser de los que cuenten. Su gente, desde luego, está ilusionadísima.

Tanto como dubitativa está la del Madrid, el campeón, que por tanto debería ser feliz, pero que ha tenido un agosto horrible. Seis derrotas, sainete en Cádiz, paliza en el Bernabéu ante el Sevilla y un goteo de fichajes sí, fichajes, no, que ha acumulado ansiedad. Al final ha armado una plantilla estimable, aunque falta de un par de verdaderos cracks. Pero es un plantilla joven de la que podría salir un buen equipo. Sólo que es empezar de nuevo otra vez y a Schuster no se le ve feliz por el momento. Todo junto, conforma un cartel de fútbol precioso. Un gran partido para empezar el campeonato.

Pero la mala noticia es la bronca televisiva, que ha tomado el peor de los giros. La Sexta, arrastrada por uno de sus socios, Mediapro (que se ha colocado en situación comprometida), rompe la baraja y piensa televisar por las buenas tres partidos en abierto. Hubiera entendido que diera, por encima de reclamaciones, el Sevilla-Getafe programado. Pero dar tres a la brava es un acto desesperado que destruye el sistema de explotación televisivo al que se llegó tras años de ajustar criterios, y que tan bueno ha resultado para nuestro fútbol. Presiento un desastre tipo lo que ocurrió con Kirch y la Bundesliga.