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El extravagante caso del Granada 74

Los conflictos entre Liga y Federación, que vienen de antiguo, estallan pestilentemente de cuando en cuando. Esta es una de esas ocasiones. La Federación no admite al Granada 74 en Segunda y se apoya en sus primos de zumosol, FIFA y UEFA. La Liga, que no es sino una asamblea ocasional de impecunes en busca de quien les pague más por los derechos de televisión y que no tiene más criterio que el de Javier Tebas, se empeña en que sí, en que vale. Este fin de semana empieza la Liga y el Cádiz no sabe quién le visitará: si el Granada 74 o el Castilla, que sería quien ocupase la plaza del Granada 74.

Todo viene de un invento aventurero de Javier Tebas, que ideó la posibilidad de venta de plaza como forma de que los clubes tuvieran un activo más. La Federación lo aceptó en el convenio que firmó con la Liga porque al firmarlo recibía un dinero en compensación. Y porque nadie pensaba que se iba a dar el caso: ¿quién va a atreverse a sacar un equipo de una ciudad? Pero resultó que existía el caso del Ciudad de Murcia, creación de un tipo listo. Y que existía en Granada un personaje tan atrevido y adinerado como para comprarlo, pese a que la propia Granada lo rechazaba.

Y encima no se ha vendido la plaza según lo previsto en el convenio, sino la S.A.D. misma. Con eso la Federación se queda sin el 15% de la operación, que sí cobraría si se hubiera vendido la plaza como tal. Y así vivimos el esperpento de un club fantasma que busca asilo en Motril y de una Federación que le niega el derecho. Un disparate generado por la febril imaginación de Tebas y la cerrazón de Villar. ¿Y yo qué pienso? Que por feo que me resulte (y me resulta) más vale dejar al Granada 74 que juegue en Segunda, donde le acojan, y que salga el sol por Antequera. Llegados hasta aquí, es lo más justo.