Lo que no se compra y lo que no venden

Bueno, pues esto empieza más o menos en serio, con el partido de ida de la Supercopa. El de vuelta será el domingo en el Bernabéu. Este título, oficial pero no tanto, se disputa en otros países a un solo partido, que viene a ser como el reencuentro tras las vacaciones, como otra final de Copa, pero más festiva, menos dramática. Aquí cargamos el calendario con cualquier excusa, así que se hace en dos partidos, que al Sevilla de forma especial le recargan un mes en el que ya le caen la eliminatoria previa de la Champions (con el AEK, días 15 y 28) y la otra Supercopa, la de Europa, (en Mónaco, contra el Milán, el 31).

Y es que el Sevilla está de moda. Se puede decir que hoy es el equipo revelación de Europa, con sus dos victorias consecutivas en la UEFA, más la última Supercopa. El Sevilla tiene lo que no se compra: el prestigio del buen funcionamiento de la casa. Cada jugador que llega al Sevilla rinde mejor de lo que lo hubiera hecho previamente. Eso convierte al equipo en una especie de máquina infalible, hecha de fuerza, de fe ciega y de los recursos técnicos que cada futbolista sabe extraer del fondo de su aprendizaje. Falta por ver si la presión de Alves por irse puede alterar ese perfecto ambiente.

El Madrid, a cambio, puede tener todo lo que se pueda comprar. Claro, que si no te quieren vender... Los males del Madrid en este verano nacen de las negativas del Manchester United y el Milán a considerar siquiera alguna oferta por Cristiano Ronaldo o Kaká. Y esos dos son, junto a los del Barça, intocables, los únicos jugadores de verdad extraordinarios del momento. Así que, obligado a buscar en un mercado caro y menor, el Madrid ha sufrido despistes y daño en su imagen. Al final parece que algo va a enmendar la situación. Pero mientras, le surge este compromiso al que llega rodeado de desconfianza.