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Dos bólidos con una marcha más

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Jordi Arrese, ex capitán español de Copa Davis y uno de los responsables de que Nadal debutara con 17 años en la Copa Davis frente a la República Checa, le puso a Rafa el apodo de Biturbo. Por su fuerza y su manera de llegar a las bolas parecía que tenía una velocidad más que el resto de tenistas. Ese año 2004, España consiguió en Sevilla su segunda Ensaladera con la activa participación del de Manacor, que para Arrese pasó a ser ya Triturbo. Cuando las cosas se igualan, como ayer ante Djokovic en el primer set, es capaz de sacar un golpe ganador imposible, o de perseguir una bola en el límite de la pista hasta lograr aburrir al rival. Mete el turbo. Ese punto adicional es el que le hace diferente al resto de sus rivales. Diferente a aspirantes a su trono como el serbio o Davydenko.

El ruso, como también le ocurrió a Tommy Robredo en cuartos, comprobó también ayer que Roger Federer es un tenista con un punto más de aceleración. Cuando le hace falta, pisa a fondo y lanza el partido hacia un final más rápido. Por eso la final que se presenta mañana es grandiosa. Son dos bólidos embalados, con una sexta marcha disponible, que se encaminan hacia metas por las que vale la pena apurar en cada curva. El español persigue a un mito como Björn Borg, el tenista que encadenó cuatro títulos seguidos en París de los seis que llegó a conquistar. El suizo mataría por entrar en una lista exclusiva en la que están Fred Perry, Donald Budge, Roy Emerson, Rod Laver y Andre Agassi, los únicos que han ganado los cuatro grandes. El premio en juego es colosal.