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Más 'Spanish Liverpool' que nunca

El partido fue como un río fragoroso, bajando siempre en dirección hacia la meta de Cech, ese fenómeno. Sólo perdió vigor a partir del minuto setenta, cuando al Liverpool empezó a fallarle algo la energía, quizá porque empezó a sentir llamadas subconscientes a la prudencia. Pero igual ganó. En la suerte final, la de los penaltis, que reservó a Reina el papel estelar. Lo merecía. Lo merecían él y el Liverpool, y Rafa Benítez, que ha ido hasta allí a ganarse la vida, a prestigiar nuestro fútbol, a crear una reserva protegida de internacionales españoles, ahora que poco a poco aquí se van quedando sin sitio.

Fútbol inglés a machamartillo, por cierto. Con su presión, su vigor, sus balones largos, sus choques, su nobleza. Arbitrar allí da gusto. El arbitraje aquí empieza a corromperse por lo trafulleros que son los jugadores (la mayoría) y lo exaltables que son los públicos (la mayoría). El otro poquito ya es culpa de los árbitros: el politiqueo. Pero sin una cosa ni otra se vio un Mejuto distinto, seguro, mejor, sin aspavientos, sin apenas errores. Y no se podrá quejar Mourinho, porque le anuló un gol a Kuyt muy por los pelos. Mourinho fue el gran perdedor de la noche: la Champions se le resiste con el Chelsea.

En tres años en Oporto, Mourinho ganó dos ligas y una Champions League. Su plan era repetir ciclo y éxitos con el Chelsea, y luego hacer otro tanto en España (objetivo, Real Madrid) y en Italia. Da igual el orden. Luego, con esa lujosa colección, retirarse o poco menos como seleccionador vitalicio de Portugal. El plan Chelsea se ha roto, pero no es desdoro. Ha llegado a semifinales y cayó en los penaltis. Desde ahora tendrá más motivos para su encono contra Benítez, que le gana en esta, la más gorda. Y esta noche, más. Esta noche guardamos los tambores y sacamos los violines: Milán-Manchester. En Canal +.