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Cuando China despierte el mundo bailará

Como no sólo de fútbol vive el hombre, ayer dedicamos el Foro Ferrándiz-AS a la prospección de los próximos Juegos de Pekín 2008. Ahí, a la vuelta de la esquina. Qiu Xiaoqi, el embajador en España, desgranó con precisión y buen tino lo que China espera de esos Juegos, lo que todo el mundo puede esperar de los mismos. Unos Juegos especiales por lo que supone China, por las reticencias históricas entre aquel país-continente y nuestro mundo occidental, por la transformación de aquella sociedad y por la gigantesca disolución de equívocos y recelos que supondrá este acontecimiento.

El embajador lo dijo, aunque la reflexión estaba en el ánimo de todos: lo mismo que supuso para España Barcelona 92, un formidable escaparate para mostrarnos al mundo como un país nuevo, deben suponer para China los suyos de 2008. China está en un profundo cambio y los JJ OO lo van a acelerar y lo van a hacer patente. En el debate se notó. Quienes han estado en China pero hace tiempo que no van por allí planteaban pegas y cuestionaban muchas cosas, algunas con dureza. Pero los que han ido por allí recientemente se hacían lenguas sobre el cambio acelerado que allí se detecta.

Un objetivo, dos rumbos, tres conceptos, cuatro principios y cinco orientaciones. De esta manera tan sugestiva ordenó Qiu Xiaoqi su discurso. Alabó a Samaranch, del que dijo que es el español más conocido en China. "Podría ir por la calle sin papeles. Para nosotros es el abuelo Sa". Apostó por unos juegos ecológicos, tecnológicos y humanistas. Y rectificó a Napoleón en aquello de que cuando China despierte, el mundo llorará. "No. Cuando China despierte el mundo bailará". Será el día de la ceremonia de inauguración de Pekín 2008. Un día para el abrazo de dos mundos que desean encontrarse.