Y el Barça se marcha ahora a Egipto...

La verdad es que el Barça pudo llegar al descanso cero a tres, pero no fue así. Quizá porque les falta un punto de precisión a Etoo y a Ronaldinho, a los que se les escaparon las ocasiones más clamorosas. Al uno, porque aún no ha recuperado el tono; al otro, porque lo de entrenar bien no va por largos ayunos y fuertes sobredosis, sino por el trabajo continuo. El caso es que el Barça no se adelantó, el que sí lo consiguió fue el Villarreal, y luego al líder le costó remar río arriba. En la segunda mitad le faltó energía, vigor, cuerpo de equipo, piel de campeón. Este Barça es aún estupendo, pero no es el mismo.

Es la carcoma galáctica, que se le ha metido dentro: celos, autogestión, molicie, anuncios... Ahora toca viaje a Egipto, a media semana, compromiso económico. No es la mejor medicina cuando el Sevilla se pone a un punto y el Madrid a dos, pero hace tiempo que se ve que el Barça está pisando las huellas del Madrid galáctico, y el destino es el mismo: la disolución acelerada de un maravilloso equipo. El conjunto de estrellas que ha reunido es prodigioso, como lo fue el de Florentino. ¿Será de verdad imposible mantener el pulso de trabajo en un grupo así? ¿De verdad no se puede pagar esto sin giras raras?

El caso es que entre las largas lesiones de Etoo y Messi (sin las cuales se habría escapado) y esos vicios apuntados, el Barça les está poniendo la rueda al Sevilla (imponente en las tres competiciones) y al Madrid, que sigue haciendo la goma. Hay liga, sin duda. El Madrid-Sevilla de dentro de dos semanas se dibuja como un monumento, dada la comprobada falibilidad del Barça, aún ahora que ha recuperado todas sus estrellas. Al Madrid ya no se le puede negar el derecho a creer, por cierto. Entre fas y nefas, ha conseguido meterse ahí, a dos puntos. Nadie lo pensaba más que Toñín El Torero, pero fútbol es fútbol.