Ronaldo y Zidane fueron pretendidos en su día por Roman Abramovich, que quiso llevárselos al Chelsea junto con Roberto Carlos en su Boeing 767. Pero rechazaron la oferta porque ellos eran parte del Madrid Galáctico, el Mejor Club del Siglo XX. Con todo, Abramovich tiene en alta estima a los ex madridistas y, de no ser porque está en trámites de divorcio, seguro que el lunes estaría en las gradas del Velódromo de Marsella para participar en el Partido contra la Pobreza que, en su condición de embajadores de la ONU, han montado Ronaldo y Zidane, que jugará de nuevo medio en serio por vez primera tras su retirada.

La solidaridad con los desfavorecidos une también los destinos de Abramovich, Ronaldo y Zidane. El magnate ruso, que se quedó huérfano a los 4 años y ya era mil millonario a los 30, ha hecho muchas obras de caridad. Compró 3.000 casas en la región rusa de Chukotka para los sin hogar y cada año destina parte de sus ganancias a proyectos para los pobres. En eso está comprometido, como lo están Ronaldo y Zidane y el resto de los jugadores que el lunes van a participar en la fiesta de Marsella. Entre otros están anunciados Robinho, Valdés, Luccin, Abbondanzieri o Baptista. Abramovich no podrá ir, pero le hubiera gustado. Eso seguro.