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San Valentín en Barcelona y en Madrid

Día de San Valentín con abrazo entre Ronaldinho y Etoo en el entrenamiento del Barça. Que dure porque, colores aparte, el arte es el arte, y el fútbol que puede salir de esa pareja no se ve así como así. El madridista quizá esté defraudado por el final relativamente rápido de esta sonada crisis, pero los males del Madrid no se van a resolver con reyertas en la casa del rival. Las reyertas no son buenas para nadie, más bien son malas para un mundo, el del deporte, que vale porque produce héroes, buenos ejemplos, magia, espectáculo. Lo que era el Barça el año pasado, o el Madrid no hace tanto.

Y San Valentín también en la Fundación Ferrándiz, donde Michel hizo en público una larga declaración de amor hacia el fútbol de cantera, que es el fútbol en sí. "Somos los últimos románticos", dijo, refiriéndose a los que, como él, trabajan en la formación de futbolistas-personas, confiando sobre todo en que los que no lleguen a futbolistas al menos lleguen a personas. Así, contó cómo quedaron fatalmente en un torneo de cadetes porque dejaron sin acudir a siete titulares, cuyas notas eran desastrosas. Contó muchas más cosas, que encontrarán a vuelta de página, en la pluma de Trueba.

Desde luego, sabe el terreno que pisa. Y conviene, porque lo que se encontró no era bueno. El florentinato no se distinguió por el buen manejo de la cantera, a pesar de generosas soldadas: "De cuatro sueldos hemos sacado veinte puestos", dijo con malicia. Los que se fueron con el riñón bien forrado no dejaron ni informes de lo que había. Sí dejaron algunos hilos sueltos, entre ellos los de Torres y Mata. Hay mucho por reconstruir, pero me parece que él sabe cómo. Espero que Capello no siga haciendo tantas burradas como para que haya que tirar prematuramente de Michel. Está bien donde está ahora.