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Un ritmo que asusta a sus rivales

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La primera puesta en escena de la F-1 de este año 2007 ha tenido un claro color plateado y rojo. El rojo no ha sido precisamente por Ferrari, aunque Raikkonen se haya estrenado con el coche que debe romper su maleficio. El que marcó el ritmo, el que dijo por donde había que trazar bajo el impertinente aguacero de la mañana, el que dijo hasta dónde dan de sí los coches de con estos neumáticos, ha sido Alonso. Su precioso McLaren no deja la parte alta de la tabla, y eso es una muy buena señal. Los demás, que se debaten entre problemas de juventud de sus monoplazas y primeras tomas de contacto dificultosas, ven cómo el asturiano rueda mas que nadie y solo se tranquilizan cuando observan algún rasgo de incertidumbre en las caras del equipo de Alonso. O cuando su coche se para.

Es allí donde habrá que averiguar más cosas. Ayer fueron dos las veces que tuvo que volver a su box sin la compañía de su MP4/22. Los problemas que motivan las detenciones del coche parecen ser fugas de aceite, pero el rendimiento global está dejando un poco asustados a sus rivales. La consistencia mostrada en las tandas largas por el bicampeón y su nueva herramienta es algo que no parecía estar en los planes inmediatos de nadie. Esas fugas son uno de los inconvenientes del MP4/22, pero los rivales, más que preocuparse por ello, lo están por el ritmo demoledor de ese coche en manos de Alonso. Más de un segundo separó su mejor tiempo con el Renault de Piquet, que le siguió. Hoy, con asfalto más seco, tendremos una idea más concreta de todo. Los rivales de Alonso también.