Castigo al plan medroso de Aguirre
No se entienden estas cosas que le pasan al Atlético. En Pamplona desapareció, hizo un primer tiempo horroroso y no se pareció en nada al equipo rápido y alegre que vimos el domingo pasado en Balaídos. Este Atlético del Reyno de Navarra volvió a ser un equipo medroso y sin garra. El Atlético saltó al campo con el propósito de enfriar el partido. Y lo enfrió tanto que se quedó con electroencefalograma plano y sin pulso. Y por ahí se le escapó al Atlético el partido, la eliminatoria y la Copa. Quizá Aguirre temía una salida en tromba de Osasuna en un ambiente cargado de tensión y mandó a los suyos no entrar al choque y tocar con calma en la primera fase del encuentro. El mensaje del técnico era claro y quizá por eso decidió guardarse en el banquillo al Kun Agüero y a Jurado. Supongo que pensaría utilizarlos en la segunda fase de la batalla cuando Osasuna bajase su ritmo.
Si ese era el plan, fracasó en toda regla. Cuando Aguirre pudo recurrir a Agüero y a Jurado, el partido ya iba dos cero y la eliminatoria se había puesto en plan Tourmalet. Estaba totalmente perdida. El Atlético había dejado pasar su gran oportunidad. Y ahora podemos decir que Pichu no estuvo acertado en el primer gol o que Seitaridis hizo un penalti infantil o que Muñiz se comió uno de libro a Kun en el área de Osasuna. Pero sólo sería buscar excusas. La verdad es que el Atlético no dio la talla por culpa del plan conservador de Aguirre. La derrota es el castigo a la falta de ambición del técnico y del equipo.