Un técnico que gusta a la gente

Ala gente le gusta Luis Fernández. Al menos eso se percibe en estos primeros días del técnico francés al frente del banquillo del Betis. Nadie se acuerda ya de Irureta, aparte de porque no hizo nada para solucionar la situación del equipo, porque nunca supo enganchar al beticismo ni aportar nada para volver a ilusionar a la afición. Eso sí, el técnico vasco acertó y tuvo un muy buen detalle cuando decidió dejar el cargo justo después de la victoria ante el Nàstic y dejando al nuevo entrenador 18 días por delante para poder preparar el próximo choque con ciertas garantías.

Al beticismo le hace falta muy poco para que se empiece a creer de nuevo en el equipo. El entrenador ha llegado con buen pie y se ha propuesto difundir optimismo. Ahora le toca la complicada misión de hacer creer a los futbolistas que pueden rendir más de lo que están demostrando. Recuperar a un par de ellos, estructurar la defensa y poniendo a cada uno en su posición natural debería bastar para sacar de un empujón al Betis del descenso y esperar a que termine la temporada. Porque la gente pide a gritos que este equipo comience a funcionar, que regale un par de triunfos en su estadio y que, por Dios, Rafael Sobis juegue en su sitio. O eso o volvemos a lo mismo. El fútbol no es más complicado que tener arriba a un futbolista que desequilibre. No hay más misterio.