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El fantasma acechante de Florentino

Leo en EL PAÍS de anteayer una entrevista con Florentino Pérez, en la sección de economía. La última pregunta es de fútbol: ¿volvería a presidir el Madrid? La respuesta es críptica: espero que no se reproduzcan las condiciones que me obligaron a presentarme en el 2000, viene a decir. Leyéndolo, pensé que lo que yo espero es que no se reproduzcan las condiciones finales de su mandato. El año pasado por estas fechas estaba proclamando a Benito Floro como jefe de fútbol del club, con López Caro como entrenador. Sacchi se iba, defraudado, porque contra su criterio estaban fichando a Cassano.

Todo era un descomunal descalzaperros, que acabó con el propio Florentino desistiendo, nombrando un sucesor, Fernando Martín, del que enseguida abjuró. Era el tercer año del Madrid sin títulos, tras un proceso en el que su extravío cesarista había ido proyectando fuera del club a Pirri, Del Bosque, Valdano, Camacho y García Remón. Y el intento de incorporar a Michel acabó mal. Demasiado madridismo técnico y sentimental dilapidado. Eso sí: ahí seguía Ramón Martínez. No salían jugadores de la cantera y se fichaban promesas o petardos. Y todo muy caro. No había línea.

Florentino fue un gran presidente al principio, con una idea atrevida, capacidad de gestión, liderazgo y buen equipo. Pero poco a poco empezó a comportarse como Hommer Simpson. Unas cosas con otras, su legado es bueno. Pero aquel largo desvarío final desautoriza su pretensión de derecho de tutela. Se fue porque quiso. Dejó envilecido el voto por correo (que convirtió en voto recaudado) cosa que ha hecho muchísimo daño. Ahora enreda. No debería hacerlo. Su recuerdo aún no es malo. Y si un día vuelve (porque los socios le voten), que sea el de los primeros tres años, no el de los últimos tres.