Al Barça le anularon dos goles por fuera de juego (el segundo mal, a mi juicio) de manera que lo que viene después no debe ser tomado como una nueva denuncia de favoritismo, sino como ocasión para analizar una confusión en que están cayendo nuestros árbitros. Me refiero al fuera de juego posicional de Gudjohnsen en el gol de Ronaldinho. No toca el balón, pero está en la trayectoria y es muy probable que haya influido en la reacción del portero. ¿Qué hacer en esos casos? Tiempo atrás esos goles se anulaban. Ahora las instrucciones sobre el fuera de juego se han hecho liosas, desde la mejor intención.

Porque las consignas que se dan a los árbitros (y a los liniers) van en el sentido de no marcar fuera de juego hasta que el jugador en posición adelantada entre en contacto con la pelota. El viejo criterio era sancionar al que desde esa posición trataba de intervenir, estaba activo, perseguía el pase o lo pedía. Se esperaba de quien caía en fuera de juego que se abstuviera explícitamente de intervenir (algunos se quedaban quietos, firmes, casi hieráticos). Y aun así, quedaba a juicio del árbitro si su presencia ahí distraía a los defensas o al portero, y en ese caso el fuera de juego debía ser señalado.

Ha sido por respuesta a la trampa de fuera de juego, tan extendida ya, por lo que los árbitros han ido abriendo la mano, desde un criterio de consideración al delantero incauto al que un complot de los defensas contrarios, que se adelantan al tiempo, dejan en fuera de juego. Pero me parece que se han liado con esto. Empiezan a pulular delanteros por detrás de la defensa, en desmarques equívocos que marean y justifican mal esa interpretación tan de manga ancha. Más que nunca hay delanteros que buscan ventaja más allá de la línea. Y más que nunca hay confusión a la hora de interpretarlo.