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Chevantón se eleva, Mejía se encoge...

Partido macho en Sevilla resuelto a favor del equipo local, que acumula una noche inolvidable más para este ciclo glorioso que está viviendo. Era sólo un partido de Liga, pero con un aire en cierto modo tremendo. Porque enfrente estaba el Madrid de Capello, que poco a poco va convenciendo. Porque Beckham adelantó a los suyos con un saque impecable de falta. Porque Ronaldo vuelve a ser el que era, y su presencia resulta intimidante. Porque se sabe que el Madrid va a por esta Liga, contra viento y marea, y que por consiguiente el partido de anoche era, con todas las de la ley, un partido entre aspirantes.

Y lo ganó el Sevilla en un relámpago de genialidad de Chevantón, que arrugó a Mejía y despistó a Casillas con su remate espectacular. ¿Juego peligroso? La verdad es que no vi a Mejía lo bastante cerca como para invalidar la jugada. Sí le vi lo bastante despistado, ausente o como quieran, confiando en que cualquier factor, salvo él mismo, impidiera el tanto. Y el defensa no puede confiar en nadie, sino en su entereza, en su decisión, en su anticipación. En el área, a camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Y Mejía se durmió, se lo llevó la corriente y con ella se fue también el partido, al pantano sevillista.

El fútbol es un juego de instantes. A Ronaldo se le escapó el gol (lo hizo todo bien, pero Palop también) poco antes. Chevantón mató en su ocasión. Antes, entre medias y después de esas dos jugadas discurrió un partido intenso, bien jugado, duro, serio, con alto compromiso por parte de todos. Fútbol con cuajo, del que deja huella. Algo más de técnica en el Madrid, bastante más velocidad individual en el Sevilla, pierna dura en los dos. Un partido para acreditar que el fútbol español es algo más que ese rutilante Barcelona que viaja al sol naciente en busca del Mundialito. Hay otros dos aspirantes.