Sobre la necesaria atención a la cantera

Sobre la necesaria atención a la cantera

De los veintiún jugadores que llevó el Madrid a Kiev, trece eran de la cantera. El partido lo permitía, desde luego, porque el resultado no iba a mover nada, pero el hecho en sí supone un ejercicio de sensibilidad necesario. La cantera, en cualquier equipo, necesita de dos cosas: buenos ejemplos y estímulos. La cantera del Madrid no ha tenido buenos ejemplos durante el florentinato, que devino, desdichadamente, en un delito continuado de molicie y fatuidad. Y, a partir del extravío en la política de fichajes (Samuel, Gravesen, Cassano, Pablo García...) tampoco tuvo estímulos.

Ahora que el Madrid inicia una nueva era es bueno que recobre esa sensibilidad. Del abandono que sufrió en la época anterior es prueba que los únicos que están instalados en el equipo titular (Casillas, Guti y Raúl) son los que ya estaban cuando llegó Florentino. Y ellos tres son, al tiempo, la mejor muestra del valor intrínseco de los jugadores criados en la casa, porque salvan mejor que otros los cambios de vientos, entrenadores y modas, y se mantienen como referente necesario. Para los compañeros de plantilla, para la afición, para todo el club. Hay en ellos algo auténtico, identificador, genuino.

Casillas se quejó hace días de las operaciones Marcelo-Gago-Higuaín. Ha visto ir y venir a muchos y sabe que los que siguen ahí, desde que él llegó, son Guti, Raúl y pocos más. Por eso también son buenos ejercicios como el de anoche, más allá del resultado, que permiten viajar, sentirse equipo, jugar en algún caso, a aspirantes a los que se les recuerda que el sueño es posible. Que sí, que viene Marcelo, como vino Roberto Carlos, que vendrán otros, pero que ellos cuentan. La cantera puede no dar genios, pero puede dar jugadores más fiables que ese mercado corrompido por agentes de toda laya.