El tanque que hizo sufrir a Ali
Lanzo a Frazier toda clase de golpes, pero Frazier no cae. Tiene los ojos cerrados pero sigue atacando. La cabeza me duele tanto que me siento mareado. Me obligo a hacerle retroceder, a lanzarle golpes con unas fuerzas que pido prestadas al futuro. En el décimo asalto el dolor es insoportable, y tengo una sensación que nunca había experimentado en un cuadrilátero: estoy al borde de la muerte, de mi muerte. No sé cómo sigo lanzando puñetazos. Y Joe sigue replicando. No cae. Ahora sé que Frazier es capaz de dejarse matar antes que darse por vencido". Así narra Ali su tercera batalla con Joe Frazier, en Manila, considerada una de las peleas más salvajes en las historia del boxeo. Joe no se rindió, pero Eddie Futch se apiadó de los dos reyes del boxeo y lanzó la toalla antes de comenzar el último asalto. Frazier se lo recriminó:-No tires la toalla, quiero ganar.-Siéntate, Joe -le contestó Futch-. Nadie jamás olvidará lo que hicisteis hoy aquí.
Fueron tres peleas descomunales, una trilogía que está en la historia del boxeo. Joe Frazier ganó la primera, en el Garden, la noche en que Ali volvió del destierro, y Muhammad las otras dos. Si Ali ha sido el rey indiscutible, a su lado, como su sombra eterna siempre estará Joe Frazier, la apisonadora con guantes, el tipo con el más demoledor gancho de izquierda del boxeo. Tenía casta, orgullo, alma de peleador. Ali se lo reconoció tras la primera pelea: "Joe, eres un campeón". Palabra del Más Grande.