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La situación es insostenible

Me preguntaba yo en el descanso para qué serviría este partido. Para recaudar dinero para la AFE, me dirán, pero no es exacto. Esto del partido a beneficio de la AFE fue una descolgada de liana de Villar en una lejana asamblea, pero hace años que el dinero no llega al sindicato. Concretamente, no ha llegado el de los tres últimos años, así que no tengo por qué pensar que el destino de los euros de anoche, vía taquilla (no muy generosa) y vía derechos de televisión vaya a ser distinto. La Federación tiene tantos agujeros que cualquier dinero que pasa por ahí desaparece, se escurre como el agua de un cesto.

Eso sí: al menos podía servir para ver a unos cuantos jugadores nuevos en la Selección, para medir y calibrar esta tímida y tardía revolución de Luis. Pero en ese sentido tampoco resultaba entusiasmante, salvo por lo que respecta a Silva, la más reciente aparición feliz de nuestro fútbol. Un chico de Arguineguín, el mismo pueblo de Valerón, detectado hace años allí por el Valencia, que tuvo el acierto de contratar a su padre como jefe de seguridad de Paterna para conseguir el cambio de domicilio. Cesiones en el Éibar y en el Celta, donde se consagró, y ahora el triunfo definitivo en el Valencia. Ahí hay un buen jugador.

Pero fue el único que se dio a ver, que buscó, que paró, templó y mandó. El resto de debutantes se vio arrastrado por una desgana general, por un tono gris que Rumanía supo darle al partido, del que sólo se escapaban el citado Silva y si acaso Villa. Un ritmo que de repente, cuando menos lo esperábamos, cambió Rumanía, que cuando menos lo esperábamos nos castigó con un gol de Marica, al que siguió un saque de falta que Casillas salvó de milagro. De ahí en adelante baile y escarnio coreados por el público gaditano. cuya decepción fue terrible. Ahora ya sé para qué servía el partido: para hacernos saber que la situación es insostenible.