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Lorenzo, casta de campeón

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Un campeón del mundo visitó AS. Un campeón que es todo un gallito, porque las ha tenido tiesas con todos sus rivales. Con Barberá, su propio compañero de equipo, y con Pedrosa cuando éste competía el año pasado en 250cc. Ha moderado sus comentarios, pero no sus ambiciones. La mirada se le escapaba continuamente hacia las fotos que adornan el comedor. Sabía que allí estaban los más grandes, y hablamos de Alí, de Jordan, de Bahamontes, de Indurain, de la Selección campeona de la Eurocopa en 1964, de la España ganadora de 22 medallas en los Juegos de Barcelona y del Madrid heptacampeón continental. Estoy convencido de que Jorge Lorenzo se juró ayer que su foto estará dentro de unos años en el comedor de AS.

Sí señor, eso es tener casta de campeón.

Aunque sabe que tendrá que esperar a ganar más de un título de MotoGP. Tampoco desconoce que le aguardan duelos terribles. Los desea con tal firmeza que quisiera llegar a MotoGP a tiempo de enfrentarse a Rossi, pero duda que aguante dos temporadas más. Para entonces, quizá Pedrosa sea quien mande. Pues Lorenzo será un enemigo de cuidado. Es de los que escupen por el colmillo. Lo hemos visto una y mil veces en sus carreras. Aunque ahora se haya disfrazado de oveja en sus declaraciones, su mirada también le delata. Cuando sólo tiene ojos para ver las fotografías de los más grandes, es que quiere ser como ellos. No hay duda: Lorenzo es un depredador a la búsqueda de piezas mayores.