Alonso correrá en el Santiago Bernabéu

El Madrid ofrecerá íntegra la carrera de Interlagos en las pantallas gigantes del estadio. Bonita iniciativa, que animará a gran parte del público a acudir antes, bueno para todos, y que materializa la fusión de expectativas que vive hoy el aficionado, abocado a dos acontecimientos sucesivos. La suerte ha querido que Alonso viva su día decisivo justo en fecha del gran clásico. Anoche todos nos acostamos frotándonos las manos. Sólo nos ha faltado el Federer-Nadal, que nos malogró en la noche del viernes el que dice ser y llamarse Tomas Berdych, un tipo borde al que le encaja muy bien el papel de antihéroe.

Pero a lo que de verdad se va a ir al Bernabéu es a ver este clásico, renacido tras los dos últimos resultados. Hace nada era casi previsible otro 0-3, como el del año pasado, el día en que Ronaldinho levantó al Bernabéu. Pero tras la semana europea la cosa pinta distinta. El Barça confirma que es falible, que sin Etoo pierde velocidad, gol y un puntito de mala uva que siempre viene bien. Y sin esa referencia, el alicaído Ronaldinho que vemos desde el Mundial está aún más alicaído. Por contra, el Madrid rompió a jugar cuando menos se esperaba. Con Robinho y una mejor disposición atacante, eso sí.

Así que hay partido, que espero disfrutemos todos con la felicidad de la coronación de Alonso. Recuerdo ahora que al 0-5 de 1974 respondió pronto el Madrid con un 4-0 en la final de Copa. No eran cinco, pero era una final. Y a la manita del dream team respondió al año con otra manita en el Bernabéu. El Madrid se ha dado prisa en borrar las afrentas, y la del año pasado escoció mucho. Es una herida que aún sangra en el madridismo, que pocas veces antes se vio tan postrado como para tener que quitarse el sombrero y ovacionar a una estrella culé. Un móvil más para este Madrid en reconstrucción.