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Valencia, 9 puntos; Madrid, 6; Barça, 4

Mal partido del Barça, y derrota en Chelsea que debió ser más amplia, visto lo visto. En realidad, la pagó barata, porque en la segunda mitad, con el marcador en contra, expuso una barbaridad, se comió varios contraataques claros y se arriesgó a un resultado grueso. Esa fue la cara buena: el atrevimiento. La mala fue todo lo demás. El equipo ha perdido el ángel, no crea ocasiones (sólo llegó a asustar, y poco, en el preceptivo arreón final), se desordenó cuando remó río arriba y sus figuras están fuera de punto. Particularmente Ronaldinho, que ayer desmintió su apunte de reacción ante el Sevilla.

Pesa Etoo, sin duda. Pesa más de lo que yo esperaba, precisamente porque el resto de figuras no están. Etoo había empezado el año más entonado, y además de velocidad y gol tiene nervio. Frente a él, Hilario, ese meritorio tardío del que ha tenido que tirar Mourinho por culpa de las circunstancias, lo hubiera pasado peor. Sin él, tuvo un trabajo cómodo y residual, una noche de gloria fácil que quizá llevaba años esperando. La derrota del Barça se suma al empate en Bremen, y le da un valor de oro a aquel gol in extremis, casi milagroso. Y aun con aquel empate, el Barça tiene ahora un horizonte nublado.

Al revés que el Valencia, que marcha viento en popa. Dos goles de Villa, ese delantero que es todo brío y sentido del gol. El tipo de muchacho que siempre quieres tener en tu pandilla cuando vas a visitar otro barrio. El Valencia lleva nueve de nueve; el Madrid, seis de nueve, el Barça; cuatro de nueve. Es curioso que sea justo el campeón el que más cuesta tenga por subir aún. Pero se ha juntado que su grupo era el más duro y el equipo le ha flojeado en este arranque. Su debilidad es noticia y le da más interés a ese partido del domingo, que ahora el madridista mira con una esperanza que anteayer no existía.