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Pensar que Calderón quería a Schuster...

La primera idea que tenía Calderón para el Madrid era contratar a Schuster como entrenador. Mijatovic se la cambió por Capello, en busca de una supuesta garantía de reacción rápida, a base de un equipo seguro y veterano. Viendo jugar ayer al Getafe, es para sentir nostalgia de aquella idea. A pesar de las muchas bajas de un año a otro, el equipo azulón se ha reconstruido rápidamente, juega fluido y bien, tiene ánimo y velocidad, se agrupa y se despliega. Por eso ganó. Por uno a cero, como anunció su alcalde, ese hombre feliz que reclama la capital de la Comunidad. El equipo le avala, desde luego.

Y a su equipo le ayudó el rival, el Madrid, con un partido infumable. Justo ayer, cuando se cumplían los cincuenta días de gracia que pidió Capello. ¿Hablaría de días hábiles? Lo malo no es que el Madrid jugara mal, es que jugó peor. Peor que otras veces. El asunto no va para arriba, sino al revés. Al equipo le faltan buenos jugadores, que se acumulan en el banquillo, y en esa renuncia al juego y al balón se va envileciendo su estilo y enmoheciendo lo bueno, poco o mucho, que tiene sus futbolistas. Todos se van deteriorando, salvo quizás Roberto Carlos, ese eterno optimista. Y Mejía, que se defendió en la banda.

Y ya parece que Capello da palos de ciego, decidiendo por corazonadas. De repente volvieron Cassano y Beckham, relegados desde Lyon. A los dos los sustituyó. En la segunda parte juntó a los dos nueves, pero a Ronaldo aún le falta y encima se llevó dos tarjetas exageradas y acabó fuera. Con los tres cambios hechos, Helguera anunció que tenía dolores y tuvo que dejar la defensa a Emerson, el incombustible, y tirar para arriba. Más sensación de caos. El cuadro total fue de un tremendo contraste con el Getafe, seguro, firme, rápido, feliz. El Madrid no tiene ni juego, ni fuerza, ni moral. Y asoma el Barça...