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Iniesta y la revolución de los jugones

El campo no estaba a punto, y es una lástima decirlo, pero es que es así. El campo no estaba a punto, como ya ocurrió cuando se estrenó el Nuevo Colombino, y eso condicionó y deslució el partido y dañó a varios jugadores. Empezando por Puyol, ya en la víspera. Un acto de irresponsabilidad más de la Federación. Que el campo no estaba bien lo sabía el Murcia, que no tiene previsto su próximo partido (este fin de semana) en él, sino en la vieja Condomina. Su primer partido programado allí es para dentro de tres semanas. El España-Argentina fue víctima de imprevisión y precipitación.Pero, descontado esto, hubo un partido y lo ganó España. A estas alturas es noticia. Y ganó por buen fútbol, liderado por el jovencísimo Iniesta, que hace tiempo que pide sitio en el grupo. De él vino el gol de Xavi (otro jugón), a él le hicieron el penalti que transformó, con un espectacular balazo, Villa (otro inamovible). Pero sobre todo en torno a él construyó España su estilo, y gracias a ese estilo se mantuvo por encima de una decepcionante Argentina, que no supo tenerse sobre la gigantesca piel de plátano, ni encontrar el balón, ni el ritmo del partido. Buenos jugadores sin ninguna conexión. Eso fue Argentina.Si Luis se hubiese confiado antes a Iniesta (lo hizo en el descanso de Suecia, con clara mejoría) no lo hubiera pasado tan mal. Se embarrancó tras el Mundial al buscar una seguridad en torno a Albelda que no fue tal. Se embarrancó más aún en el tema Raúl, que aún podría jugar en este equipo como delantero de compañía de Villa, alternando con Torres (muy mal ayer) o en lugar de este. Pero no detrás de ellos dos, pisando el hueco de Iniesta, llamado a mandar ahí. En caso de duda, periodismo, dice un adagio de este oficio. En caso de duda, fútbol, ha debido de pensar Luis. E Iniesta se lo agradeció.