Blindajes, tiqui-taca, fútbol y ex fútbol

Se lo comentaba anteanoche a Luis en El Larguero: España disfrutó el Mundial, a mi juicio, por la ilusión que hizo la apuesta por los jugones. Quizá fue sólo un espejismo, pero la gente vibró con esa idea. Luego llegó el desencanto y a la vuelta del desencanto Luis decidió regresar a un pilar seguro: Albelda. Y ojo, que para mí Albelda es un buen jugador. Pero Luis volvió a él porque quita, aguanta la posición y promete solidez. Una marcha atrás en la propuesta de los jugones, uno de los cuales ha tenido que ceder desde entonces el sitio en la media. Ante la derrota con Francia, Luis buscó garantías.

Bien, pero ¿cuáles son las garantías? ¿Hemos ganado los tres partidos desde entonces? Desde luego que no. Y en Belfast un equipo menor nos metió tres goles. Entonces, ¿dónde está la seguridad, donde está la ganancia? Pensaba eso ayer cuando me pasaron unos datos sobre el Barcelona (el equipo del toque-toque, eso que según Capello es ex fútbol) y el Madrid en su versión 2006-07, tan blindada. Bueno, pues al Barcelona le tiran a puerta menos que al Madrid. A su vez, el Barcelona tira a puerta mucho más que el Madrid, por supuesto. Toque-toque frente a blindaje. Números frente a números.

Hay dos formas de defenderse: con mucha gente atrás o con el balón. Tenerlo, tocarlo, intercambiarlo. Eso lo aleja de la portería propia, eso incomoda al equipo contrario, que lo coge pocas veces, y cuando lo hace se precipita y se equivoca, porque se ha desconectado del juego. Eso no es ex fútbol, es fútbol bueno y bonito. Siempre ha habido dos formas de buscar la victoria: remontarse como el águila o arrastrarse como la serpiente. A unos les gusta más una que otra, eso es todo. Pero nada, ni en la historia ni en las estadísticas de hoy, demuestra que la eficacia esté donde esté el miedo.