Raúl-Torres, Capello-Aguirre, Ronie-Kun

Están cerca en la tabla y están cerca en casi todo. Dos proyectos nuevos, a cargo de sendos entrenadores prestigiosos pero que aún tienen que justificar con verdadero juego lo que se espera de ellos. Dos jugadores emblemáticos con ganas de saldar un deuda: Raúl, porque acaba de ser descabalgado de la Selección, lo que viene a dar carácter oficial a la teoría de su declive; el Niño Torres, porque aún no le ha marcado ni un gol a Casillas, y ese es un run-rún que renace en cada derby y que nunca consigue apagar. También hay paralelismo en los patitos feos, Costinha y Emerson, colegas de quite y pérdida.

Y aún más: las armas secretas. Curiosamente, los dos entrenadores se guardan lo que el rival más teme. No jugará Ronaldo, porque aún no está, según piensa Capello y todos vimos ante el Dinamo; aún no está, pero el terror que provoca en los atléticos es el mismo de sus mejores días, un terror alimentado por quince goles, nada menos. También queda para arma secreta el Kun Agüero, que a su vez provoca en los madridistas más inquietud que Torres, porque de él se sabe poco y ese poco que se sabe es muy bueno, goles como soles entrevistos aquí o allá, en cualquier reportaje.

Día grande, pues, con esa carga especial de estos partidos que los clásicos aún llamamos 'de la máxima rivalidad', en los que la mezcla de las dos aficiones en una misma ciudad hace más disfrutable la victoria y más aborrecible la derrota. El Atlético, ya no hay duda, viene de menos a más. Con sus dudas, sí, pero por primera vez en muchos años sí da sensación de proyecto bien fundamentado. El Madrid se ha reconstruido sobre unas bases de orden y disciplina defensivas, muy lejanas a las de su reciente modelo galáctico. Hoy los dos pasan una prueba en serio. La nota de esta tarde vale por medio parcial.