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El momento menos oportuno para...

¿Estará o no estará Raúl en la lista de Luis? Esa era anoche la pregunta del millón de dólares. Ha trascendido en el mundillo que hay tensiones entre los dos personajes. Nada especial, no crean. Tensiones entre entrenadores y jugadores importantes siempre las ha habido, siempre las habrá. Choques de personalidad, choques por la forma de encarar tal o cual partido, choques por si nos disolvemos aquí o allá, choques por si hay que llevar a veintidós o sólo a dieciocho, porque los cuatro descartados se quedan mustios. Los hay que rompen del todo. Ibrahimovic con Suecia es el último caso. La lista de casos es infinita.

El hecho es frecuente, sí, pero no por eso deja de ser muy especial aquí y ahora. Por la personalidad de ambos. Por las trayectorias de ambos. Porque esta Selección es la nuestra, no la de otros. Porque este pleito le llega a Raúl cuando no es lo que fue, pero resulta que en el momento en que Luis parecía decidido a cortar el que ha perdido fuerza ha sido él mismo, debilitándose innecesariamente con aquella dimisión anunciada y retirada. Ahora tengo la sensación de que se ha ahorcado el seis doble, porque su revolución pendiente, esa lista sin veteranos (y sin Raúl) que tantos esperan, es hoy muy difícil.

Luis pudo prescindir de Raúl nada más llegar. Veníamos de un chasco en la Eurocopa y una renovación radical se hubiera visto razonable. También pudo prescindir de él al ir al Mundial. Salía de una larga lesión, llevaba meses sin marcar. Incluso pudo prescindir de él a la vuelta del Mundial, en busca de otra cosa, otro aire, un equipo definitivamente rejuvenecido y de jugones. Dejó escapar tres veces el tren. Ahora es el propio Luis el que se ha cuestionado a sí mismo, mientras Raúl viene de su primer verdadero gran partido en muchos meses. Espera Suecia. La ocasión es de aúpa. Pero Luis es imprevisible...