La presentación, el nudo y el desenlace

Siempre he visto estas fases finales de campeonatos del mundo divisibles en los mismos tres actos del teatro clásico: presentación, nudo y desenlace. La presentación, por supuesto, es la fase de grupo. Ahí vemos a todas las selecciones, (y esto me sirve tanto para el fútbol como el baloncesto), del mismo modo que en el teatro el primer acto nos muestra a los personajes, y nos permite saber, o figurarnos, de qué va cada cual. Vemos lo que cada selección tiene, cuál es su potencial, cuál va a ser su papel en la obra. En algunos casos, efímero. En otros casos, sobresaliente. A veces aparece un mayordomo inquietante...

El nudo, claro, es la segunda fase. Ahí se plantea la obra en toda su crudeza, y esa es la fase que acaba de superar España. Y no hay mayordomo que valga, a no ser que el mayordomo sea España, que quizá sí, porque se dispone a asesinar a Estados Unidos en el último acto. Pero eso ya llegará. Lo que ya hemos visto en el nudo es que España ha reconfirmado su papel de protagonista principal. Se ha quitado de delante a Serbia y a Lituania, ha hablado alto y sereno, ha pisado firme sobre las tablas. El hilo de la intriga aún no está desliado, pero sí queda claro que España cuenta. Los americanos ya nos miran con miedo.

Porque, simplificando la cosa, esto consiste en ganar a Estados Unidos. En eso fue en lo único en que fallamos en los JJ OO de Atenas, en los que una sola derrota con los americanos nos hizo séptimos, por capricho de un modelo de competición sui géneris. Esta vez la suerte los ha apartado de nuestro camino hasta la final. Por en medio está Argentina, selección sin el encanto de la nuestra, pero dura como ninguna otra. Entramos en el desenlace. Un partido para llegar a la final, un partido más para ser campeones. España tiene talla para hacerlo. Estamos en el segundo entreacto. Yo espero impaciente la reanudación.