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Contemos sólo el primer tiempo

Lo que vaya a ser el Madrid de Capello, versión 2006-2007, hay que juzgarlo por la primera parte y a mí, francamente, me gustó. Claro que hay un problema: la segunda. Y la segunda viene después de la primera, queda más en el recuerdo y, francamente, fue un berrinche. Pero no creo que sea acertado medirla sino por las preocupantes actuaciones de Robinho y Cicinho, que dejaron ir la oportunidad. El resto, con el carrusel de cambios, el exceso de confianza, el mayor nervio de los del Anderlecht (también suplentes, pero con más ganas) y un proceso de desplome general, irrita, pero no define.

Define el primer tiempo, y ahí el Madrid estuvo muy bien. Capello puso en línea de combate a su equipo titular, que ya lo tiene definido. Equipo de fuerza, que quita y sale rápido, pero que no juega tanto al pelotazo. Combina rápido en la otra mitad de campo y busca la llegada de los laterales, el ingenio de Cassano y los centros medidos de Beckham. Un equipo que creó fútbol, llevó emoción a las gradas (con entradón y el ambiente de grandes noches) y tuvo a mano una goleada espectacular. El Anderlecht no es el Chelsea, pero es equipo de Champions, líder de su Liga y ya está plenamente rodado.

Gran noticia, que se venía viendo durante la pretemporada, Cassano. Más delgado y clave en la aceleración del juego cerca del área rival. Gran noticia los goles de Van Nistelrooy, un nueve puro. Buen aire el de Diarra, que junto a Emerson constituye un émbolo que empuja al rival. Gustó Cannavaro. Gustó todo hasta el descanso. Lástima que en la segunda parte fuese otro equipo, otro partido, y que los suplentes, o varios de ellos, dieran tan mala impresión. Quizá han visto antes de tiempo que los papeles ya están repartidos. Pero la noche deja la sensación de que Capello está bien encaminado.