Una actuación irrepetible

Fue la locura. Lo jamás visto. Quince medallas. Martes, primer día de competición: Paquillo y Molina en marcha; miércoles: Chema Martínez y Ríos en 10.000; jueves: Estévez, Canal, Mayte Martínez y Bragado; viernes: Glory Alozye; sábado: Penti y Berlanas en obstáculos y Marta Domínguez; domingo: Alberto García, Lamela y Rey. España, que ya se había puesto al frente del medallero masculino el primer día, cedió el primer puesto a Gran Bretaña el último día por la victoria del relevo británico de 4x100. Sumaba así su quinto oro por cuatro nuestros. Pero en el total de medallas masculinas les ganábamos ampliamente: doce contra nueve. En las carreras fuimos más africanos que nunca. Hubo medallas de los 400 a la maratón.

Fue un año irrepetible. A esta actuación se sumaba la victoria en la Copa de Europa en pista cubierta y el primer puesto en el medallero de los Europeos bajo techo. Entonces se dijo que era porque a la cita invernal suelen faltar muchos atletas. Pero en Múnich no faltó nadie. Ahí estaba el potente equipo de la Alemania unificada compitiendo en casa, Gran Bretaña con sus atletas procedentes de las colonias, Francia con los de origen magrebí... Odriozola dijo que él éxito se debía a la profesionalización. Cierto. En este sentido hace tiempo que competimos en igualdad de condiciones con el resto. No queda un solo buen atleta en España que no se dedique en cuerpo y alma a entrenarse con todas las consecuencias. El resultado salta a la vista.