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Dunga empieza su carrera por el final

Curiosa decisión la de Brasil al designar a Dunga como seleccionador. Nunca antes había entrenado en ninguna categoría. Estamos acostumbrados a seleccionadores que acceden al cargo poco menos que como culminación de una carrera, o al menos con un currículum previo brillante. Gente con experiencia y mirada larga, capaz de saltar de los nervios de cada semana a ese otro mundo de tensiones más aplazadas, pero más graves. Porque tras cada selección no hay una afición más, sino todo un país. Y en cada partido está en juego el prestigio futbolístico del país entero, algo muy serio para muchos.

Pero Dunga comparece como estricto debutante. ¿Cómo es posible? Porque Dunga es un tipo de gran prestigio en aquel país, tanto que cambió los modelos de juego de allí. Desde su aparición se ha buscado más y más ese tipo de jugador: el medio ordenado, de pierna fuerte y juego al menos aceptable, que no pierda la posición ni el balón. Desde que apareció Dunga con su cabeza de marine Brasil ha tratado de tener al menos dos de ese estilo, con los que formar un núcleo sólido en torno al cual se movieran los artistas de la compañía. La libertad de estos es posible por la disciplina de los dungas.

El prestigio de Dunga es tal que en Brasil fue y sigue siendo comidilla un regate que le hizo Ronaldinho, cuando era apenas un debutante. Un regate que intentó una vez aquí, contra el Betis, que no le salió, y que Trueba consideró anatómicamente imposible. Pero sí, es posible, Ronaldinho se lo hizo a Dunga y cuando después supo quién había sido la víctima de su atrevimiento casi se sintió arrepentido. Ahora Dunga será su jefe y el de los demás artistas. Buscará dos dungas (uno será Emerson) en torno a los que liberar a los artistas, y se sentará a disfrutar. Yo espero que el experimento salga bien.