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Ganar a Francia luce más, caray

Veámoslo por el lado bueno. España ganó, dio actividad a todos los reservas (sólo queda Reina por salir), lució el espléndido momento de forma de Joaquín y desde ahora no tendrá que volver a jugar a primera hora de la tarde (cosa que agradecerán las masas de aficionados que ayer se torraron en Colón), sino a las nueve de la noche. De paso, se moderó un poco la euforia. En casos así uno siempre tiene cierto miedo a que surja eso que algún clásico llamó fatiga del éxito, una especie de hartazgo de tanta victoria y tanto elogio. Bueno, pues ocurrió ayer, en la segunda parte, y no hubo daño.

Por lo demás, y mirando más allá, el partido sirvió para avalar el buen tino de Luis a la hora de elegir el primer once. No es que los de ayer fueran uno por uno mucho peores, pero la buena mezcla ha aparecido con los otros. De ahí que Luis los escogiera para abrir los dos partidos anteriores, y serán los mismos los que salgan en octavos. Después de los tres partidos, esos once más Raúl, Cesc y Joaquín, han convencido plenamente. Del resto de los de ayer se puede hacer algún reparo (el final del partido fue horroroso) pero habrá tiempo, esperamos todos, para que entren en la rueda y con mejor fortuna.

Y ahora, Francia. Será el martes, en Hannover. Era el rival que menos quería Luis, y espero que no haya que tomar esto como síntoma de que El del Cirio le esté abandonando. Cierto que entre la cantada de la última media hora de ayer y algunos detalles que se le vieron a Francia luego, detecto cierto desplome de la euforia ambiente. Pero yo veo a Francia como el Real Madrid de las selecciones: un equipo con varios jugadores que hace cinco años eran gloriosos y ahora no tanto. Y España volverá a sacar al equipo A. Y ganar a Francia, caray, luce más que ganar a Suiza o a Corea. Así que ¡a por ellos, oé!