Oli, ¿valiente u osado?

El desembarco de Oli como máximo responsable de la primera plantilla del Cádiz no ha dejado a nadie indiferente. El ovetense se ha convertido de un día para otro en el hombre idóneo, según el Consejo, para dirigir la nave que tiene como objetivo volver a Primera. Esa supuesta idoneidad no tiene una base sólida, Oli como jugador demostró un tener un carácter ganador, ser un hombre que contagiaba al resto con su esfuerzo, que peleaba contra la defensa rival como un auténtico gladiador, gestos que se le han reconocido y han hecho que los aficionados le convirtieran en ídolo, pero en cuanto a la responsabilidad de dirigir a un grupo, el bagaje es cero. Ni siquiera podemos llamarla apuesta, sólo se trata de un cambio de última hora, al no saber qué lugar buscarle para que el asturiano tuviera una salida digna y no fuera gravosa para la economía.

Oli siempre se ha caracterizado por ser un jugador valiente y cuando se le ofrece esta oportunidad, seguramente sopesó varios factores y creo que ninguno fue el económico. Le pudo más las ganas de empezar cuanto antes una nueva manera de seguir ligado a su pasión, a ese gusanillo que provoca nervios, tensión y ansiedad, pero que se convierte en un compañero de viaje difícil de dejar. Espero que esta valentía que tuvo Oli como jugador no se haya convertido en osadía al aceptar el reto de devolver al Cádiz a la máxima categoría, sobre todo cuando el listón esta tan alto y en el fútbol escasea la memoria.