NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Cultivando gente atlética

Actualizado a

Estuve en un colegio dando una charla junto a un madridista que dice que es del Oviedo. Pasa bastante eso. Se tapan pero son del Madrid. Sobre todo si curran en la prensa o en la política. Y al revés: millones de personas de esos doce que según los encuestadores rezan al blanco aseguran ser de ese equipo por inercia, por contestar algo, porque de algún equipo hay que ser o por sentirse acompañados. Sin saber, el lunes como quedaron sus colores el domingo. Eso sucede con unos cuantos millones, repito; desapasionados observadores que tienden al equipo que más ha ganado sin conjugar jamás el verbo seguir: no son seguidores. El Barcelona tiene en Cataluña algún millón de esos también. En una categoría distinta vamos nosotros: sin observadores, sólo seguidores. Menos pero más. Sólo con militantes hacemos en número el tercer club de España. Y la primera sociedad anónima deportiva, algo bastante tocanarices lo de ser SAD pues privilegia a los que no tuvieron esa obligación. Los cuatro exentos de transformarse se salvaron de los sobresaltos de primera hora, las angustias de muchos para llegar antes de aquella medianoche, y tantos crujidos posteriores. Mientras, en la caja de algunos exentos (alguno: más de uno) crecían agujeros por los que hubiera cabido no una transformación en sociedad anónima sino dos a la vez.

Da para mucho este asunto pero hoy me importa más contar que muchos niños de ese colegio de la primera línea eran atléticos, que lo son con un orgullo emocionante, que fue un honor salir del guión y hablarles algo del Aleti de siempre y sentir de nuevo que otros se acercan por amor a lo difícil para ser militantes de las rayas rojas y blancas. Muchas preguntas hicieron y nadie se quedó sin respuesta para saber que el Atlético de Madrid es más, mucho más, que todos los que lo han dirigido, lo han entrenado o han jugado con su camiseta. Y noté que si les cuentas todo eso a los que se están acercando, al acabar de escuchar están más próximos. Ahora que me distancio de mi antiguo trabajo, tiempo para el tiempo, voy a ver cómo me las arreglo para hacer unos bolos por ahí, espigando gente atlética. Aunque sea acompañado por un madridista que dice que es del Oviedo.