Ronaldinho, director de márketing

En la fiesta capitalina de la Casa de Cataluña, los madrileños eran abrumadora mayoría, lo que confirma que la quinta columna también anda aquí en cuarto creciente. Por un lado asoma el barcelonismo subyacente a la luz del éxito en territorio comanche, que eso siempre tuvo morbo (el Madrid paseó sus Copas de Europa entre sus peñas catalanas a un palmo de los bigotes chamuscados del culé en el tardonuñismo y el gaspartismo). Pero por otro, es innegable que el éxito bien vestido con los goles de Etoo, la prestidigitación de Ronaldinho, el vértigo adolescente de Messi o la testosterona de Puyol hace afición. Y en el fútbol, después, se cambia poco. Han llegado para quedarse los neobarcelonistas de los dos últimos años.

El Barça, en definitiva, se encuentra haciendo historia y clientela a la vez, aunque algunas actitudes de Laporta y determinadas pancartas en el Camp Nou hayan obstaculizado la expansión Cataluña extramuros. Y es que en el fútbol, las campañas de captación son sencillas: comienzan y terminan en el campo. ¡Gran director de márketing el tal Ronaldinho!