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Baptista acaba la temporada al alza

La victoria en Pamplona ha rehabilitado el ánimo del madridismo. El ánimo del madridismo, como el de cualquier afición, se rehabilita fácilmente. Tengo escrito que el fútbol de hoy es industria de la ilusión, y es así porque todo el que se acerca a comprar lo que quiere es que le despachen ilusión. Y cuando la hay, la compra. Y en el fragor del partido de Pamplona el madridista encontró ilusión para comprar: tres puntos para soñar otra vez con el segundo puesto, buena actitud general, Casillas (que siempre está disponible) y Baptista. Sobre todo Baptista, que está terminando la temporada al alza.

Y eso es buena cosa, porque hay quien ya veía en él un caso de inadaptación insalvable. Ha estado por debajo del equipo muchos partidos. Sin embargo, en la hora final se va salvando del desplome, se ha sentido importante y se le ve confianzudo y muy puesto. Y ahí hay un jugador interesante, que llegó del Sevilla con veinticinco goles en cada una de sus dos temporadas, una cantidad que sólo está a alcance de los delanteros más acreditados. Sólo que él no sólo ofrecía goles, sino presencia en el medio campo, intensidad, peso en esa zona. No es un virtuoso, pero veinticinco goles son muchos goles.

Evidentemente, ha sido víctima, entre otras muchas cosas, del overbooking de jugadores en su posición. Raúl, Zidane, Robinho, Guti, Cassano... Todos esos son jugadores para la zona por la que él mejor se mueve. Así que le ha tocado a veces la izquierda, o más atrás, la elaboración, que no es lo suyo, o la punta, dado que Ronie no tiene suplente. Tener de correturnos a un llegador que vale veinticinco goles por temporada ha sido un disparate compartido por Luxemburgo y López Caro. Pero en este último reparto de cartas se ha podido ver a Baptista en lo suyo y ha renacido la confianza en sus posibilidades.