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Gran duelo entre Alonso y Schumacher

Tal y como somos, ya nos parece poco que Alonso haga segundo en Ímola tras pisarle los talones a Schumacher durante las últimas veinte vueltas. Y es verdad que nos deja una sensación de algo incompleto porque, ¿quién no soñó con que Alonso le hiciera al Káiser lo que éste intentó y no pudo hacerle a él un año atrás? Pero, ahora como entonces, es difícil adelantar en Ímola. Es difícil hasta para genios como Schumacher y Alonso, si el que se tiene delante también es un genio, capaz de aguantar la presión vuelta tras vuelta sin cometer ningún error. Ni Alonso se equivocó entonces ni Schumacher se equivocó ayer. Empate.

Pero la emoción fue tremenda, porque Alonso lo intentó con todo su ímpetu juvenil. Lo intentó por lo civil (adelantando el paso por pit lane, que no resultó porque Ferrari respondió de la misma forma) y por lo criminal, brincando entre pianos, metiendo el morro, jugándose el tipo hasta que el coche empezó a dar malos síntomas. Sólo entonces, a falta de dos vueltas, resignó Alonso su ambición y se conformó a su pesar con el segundo puesto. Pero la carrera nos deja de nuevo imágenes y emociones que quedarán en nuestro recuerdo para siempre. Un cromo más para nuestra colección de ávidos principiantes en la afición a la Fórmula 1.

Las tribus indias medían su valor por el de sus enemigos. Alonso se engrandece por la categoría de Schumacher, el rey destronado, cuya impecable dignidad se inflamó ayer en Imola; y por las ansias de su otro gran rival Raikkonen, al que esta vez le tocó ver de lejos el duelo de los dos grandes. Ante ambos, a lomo de dos generaciones, construye Alonso su leyenda, con carreras como la de ayer o la del año pasado, con tantas otras que hemos visto y a las que sucederán muchas más. De momento, son 36 puntos de 40 posibles, frente a los 21 de Schumacher o los 18 de Raikkonen. La distancia se amplía. Alonso cabalga hacia el título.