Yo digo Vicente Carreño

El Niño tira siempre de este carro

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El Atlético vive del Niño, de sus goles, de sus genialidades, de sus aciertos y sus desaciertos. Cuando está inspirado, el equipo vuela y se dispara; si le frenan, el Atlético se atranca y no encuentra huecos. Y no tiene gol. Y todos le buscan y se desesperan. Por eso los equipos rivales se plantean el mismo objetivo cuando se miden con el Atlético: frenar a Torres. Como sea. Por las buenas o por las malas. Le dan más patadas que a nadie, pero sigue y sigue, y se faja una y otra vez. Anoche, frente al Athletic, salió con ganas, parecía su día, su primera arrancada causó pánico entre la defensa vasca porque se metió hasta la raya pero no encontró a quien darle la pelota. Luego el Athletic tejió su tela de araña y allí se enredó el Niño Torres y se atascó el equipo.

Y eso que Marqués entró al campo para sustituir a Kezman con la lucecita encendida. Y trajo frescura y fútbol. Ni por esas. El Atlético dominó en el segundo tiempo, tuvo el balón, Gabi apareció más y mejor que en otros partidos. Pero el Athletic cerraba todos las vías. La única esperanza, como siempre, era una aparición del Niño. Y ocurrió. Él, cómo no, fue quien provocó la falta de la que saldría el gol. Gabi la sacó y entre la muralla de defensores surgió el Niño y colocó un cabezazo marca de la casa. Y tres puntos, y Europa a seis, demasiado lejos todavía. Y es que este Atlético vive de su 9, al que tantas veces se niega el pan y la sal, pero que es quien tira siempre del carro. Y que ayer se regaló un golazo para celebrar su partido doscientos. Este sí se lo merece. Felicidades, crack.

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