Qué lejos está el debut de Cádiz
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Cada vez que escucho a Robinho me da la impresión de que sigue en una nube, ensimismado por la grandeza del Madrid. Desconozco su estado normal de ánimo. Puede que Roberto Carlos y Ronaldo le estén ayudando a pasar el trago, que hagan que le dé el aire por la noche, que le distraigan. Puede. Pero cuando se quede a solas pensará en la ruina que le persigue desde que deslumbró al fútbol español en Cádiz.
Ocho meses de pesadilla. Demasiado para un imberbe que tiene todo por ganar. Le queda el consuelo de saber que otros pasaron por lo mismo. Ronaldinho estuvo a punto de naufragar en su primer año en el Barça. Por cierto, ¿qué habría pasado si hubiera aterrizado en el Camp Nou? Nos quedaremos con las ganas de saberlo. Pero él también tiene que espabilar. En nuestro fútbol, bicicletas las justas. Hay que fajarse. En cuanto alguien ponga orden en el club se le acabarán las excusas.




