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Hará mal si apunta a las cuentas

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Si Lorenzo Sanz decide jugar este partido, que está por ver, necesitará un Del Bosque de campaña, porque de lo que leen ustedes a la izquierda cabe deducir que tiene pensado atacar a los herederos de Florentino por el flanco que mejor defienden. Si Sanz apunta a los números puede darse un tiro en el pie. Por ahí no caló en el madridismo, que recuerda los apuros asamblearios del tardomendozismo que patroneó, los ahogos para pagar las fichas o traspasos como el de Anelka, que dieron para un manual de comisiones aquí y en Inglaterra.

Sanz, en cambio, dejó un buen legado deportivo, con una Liga, dos Copas de Europa y una Intercontinental. Tuvo ocho técnicos en su gobierno de cinco años, pero el último, Vicente del Bosque, le daría gloria y honores después a Florentino. También trajo a precio de ganga a Roberto Carlos, el mejor lateral izquierdo de la historia del club y el más rentable fichaje en los últimos veinte años, y fue el primero en olfatear a Henry. Y además dio más crédito que su sucesor al sanedrín madridista, con Pirri a la cabeza. Con la Octava en brazos de La Cibeles convocó elecciones en la ortodoxia más pura: el momento idóneo para llamar al voto es aquel en el que uno está seguro de ganar. Pero pesaron más el fichaje de Figo y el oficio de Florentino, que había aprendido del propio Sanz que las elecciones en el Madrid se ganan o se pierden en el voto por correo. Después no quiso ser oposición. Ni leal ni de la otra. Sin entrenamiento libró un segundo combate suicida con Florentino. Y lo perdió por KO, claro. Ahora el título lo defiende Fernando Martín. A Sanz le convendría atacar por el costado de Diogo, Woodgate y Samuel y ahorrarse la ofensiva por Valdebebas.