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Fernando Martín y el proyecto deportivo

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Ya no hay nadie que dude que el proyecto deportivo de Florentino no daba para más. Faltaba el hecho concluyente e inevitable de la eliminación europea para que hasta los optimistas antropológicos (como Tomás Roncero) asumieran que este equipo tiene pasado pero no tiene presente ni futuro. Bien mirado, el grupo que plantó López Caro en Highbury hizo lo que pudo. Luchó hasta el bochorno, con Casillas al remate en el área contraria y Roberto Carlos galopando en pos del balón contragolpeador. El equipo está lastrado por los años y los malestares y hace falta mucha energía para dar bajas y para exigir altas. Y ahí es donde entra Capello.

Es el favorito de Fernando Martín, y no me extraña. Tiene en su contra que el modelo de juego que cultiva no es como para enamorar. Muy lejos de los sueños de magia del Madrid galáctico, muy lejos del fútbol alegre y ofensivo del Barça de hoy, muy lejos de las elegantes y efectivas fórmulas de ataque del Milán de Ancelotti. Pero al tiempo cubre una pulsión autoritaria que también forma parte del espíritu del Madrid, y que en estos tiempos de turbación se excita especialmente. Cambiar el equipo no sólo requiere buenos fichajes, sino bajas de importancia. Y para eso hace falta un carácter fuerte. Y ahí es donde entra Capello.

Capello quiere venir, cuentan quienes le han sondeado, y hace bastantes semanas que se viene haciendo tal cosa, aunque las partes lo nieguen. Pero quiere que por la misma puerta salga Ronaldo, quiere unas cuantas bajas más, quiere estudiar de cerca la cuestión Raúl (que tiene contrato hasta el 2010 y está como está y significa lo que significa), quiere fichajes muy importantes y caros, quiere mando en plaza y quiere ganar un euro más que el jugador que más gane, porque sin esta última condición entiende que es más difícil mandar. Son condiciones duras, pero el Madrid no está en condiciones de ventaja para negociar con él ni con nadie.