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Vitamina rojiblanca para el Madrid

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Los viejos aficionados de uno y otro equipo lo venteaban de antemano: si alguna medicina podía sacar al Madrid de su postración tenía que venir encapsulada en rojiblanco. Algo pasa de unos años a esta parte que funde los plomos del Atlético cada vez que se encuentra con el Madrid. De hecho, Florentino, seis años de mandato, se marcha sin ver a los suyos perder contra los vecinos. Torres, la estrella del Manzanares, no le ha podido marcar ningún gol a Casillas. El único que le ha hecho al Madrid fue en el arranque del Centenario, en un amistoso. Y el portero era César. En partido oficial, no le ha marcado todavía gol alguno al MadridCómo será la cosa que el único título de los tres últimos años del florentinato va a acabar siendo el Memorial Jesús Gil, de nuevo gentileza del vecino. Así que no es extraño que la serie de seis victorias (que incluye una, brillantísima, en el Camp Nou) muriera junto a la Castellana. Ni que a los tres minutos ya hubiera marcado Cassano, un gordito listo, que cabeceó un bollycao de Roberto Carlos con la seguridad de los grandes. El resto del partido se movió bien, granujeó, intentó apropiarse del gol de Baptista y se marchó aplaudido, para dar paso a Raúl. Que, dicho sea de paso, mucho ruido y pocas nueces. Sólo se le vio en los saludos al entrar y al salir.Por lo demás, el partido fue un derby flojo de juego pero intenso en emoción, en el que el Atlético bajó algunos peldaños del nivel que venía ofreciendo, fue muy frágil en las bandas y tuvo otra vez a Torres bloqueado, como le sucede inevitablemente ante el Madrid. Los blancos lucharon contra su desconcierto y se quedaron muy lejos de hacer un buen partido. Ganas sí mostraron, urgidos por el ambiente de desagravio a Florentino, tan presente en pancartas (muchas de ellas artificiosas) y por el arreón que les ha metido el nuevo presidente. Ganaron y dieron un suspiro. Ahora llega la prueba de Londres, hasta cuyo término se aplazarán los conflictos.