La mística de aquellas remontadas...

Miedo escénico. La expresión la lanzó Valdano, que la había tomado prestada de un relato de García Márquez (nunca quiso apropiársela, y así lo explicó en un artículo del mismo título que publicó, tiempo más tarde en Cuadernos para elDiálogo). Miedo escénico es el temor que el actor siente ante el público y de la misma naturaleza, pero aún mayor, es el que sienten los futbolistas a la vista de unas gradas repletas y apasionadas. Muchos temen incluso al público propio. Ese miedo escénico lo supo explotar muy bien el Madrid en tiempos no tan lejanos y lo rentabilizó con espectaculares remontadas. Y ese recuerdo es invocado hoy.

Lo ha hecho Casillas, al que le suena ese ruido de su infancia madridista. Invoca el recuerdo de Juanito, de Santillana... Una vez, en Copa, el Madrid necesitó marcarle cinco a Las Palmas y lo hizo. Varias veces más consiguió los cuatro necesarios incluso ante enormes rivales europeos. Así que, ¿por qué no? piensan algunos. Y pese al 6-1 de la ida y a la evidencia de que el Zaragoza es un equipo fortísimo, el Bernabéu se llena, la calle bulle y el Zaragoza ya se siente incómodo, como despreciado. Como si se le estuviera diciendo que ese monumento que construyó con seis goles en noche inolvidable no es de mármol, sino de chocolate.

Y no, no es desprecio, es aprecio. El Madrid invoca lo mejor de su historia porque tras el vendaval de fútbol de La Romareda se ve fuera del único título al que razonablemente podía aspirar. Y acude a lo mejor de su historia. Pero aquellas remontadas las consiguió un grupo que estaba unido por lazos de amistad, de complicidad, de compañerismo. Con eso, más que con puro juego, eran capaces de desencadenar tormentas terribles en momentos de extrema necesidad. Esos lazos hoy no existen. Casillas evoca el recuerdo, pero los tiempos son otros, el grupo es otro. Si el joven meta consigue recrear en el grupo esa mística, es que es un titán.