Elegir el último escenario

Maradona jugó hasta los 37, pero en los últimos seis años, los que sucedieron a Italia 90, acumuló más escándalos que méritos deportivos. Cruyff se marchó al fútbol estadounidense con 31 años. A los 32, Pelé fichó por el Cosmos. Di Stéfano abandonó el Madrid a punto de cumplir 38, con el triste epílogo de la final de la Copa de Europa perdida ante el Inter y de una humillante exclusión de la lista de convocados en una semifinal de Copa. Zidane cumplirá 34 años el próximo 23 de junio, en pleno Mundial, de hecho, ese día Francia jugará contra Togo su último encuentro del grupo. En una improbable debacle (los franceses se medirán antes a Suiza y Corea), ese partido podría ser el de su despedida, aunque lo más fácil es que Francia se encuentre en octavos con el segundo clasificado del grupo H, Ucrania... o España. A partir de ese momento (en cuartos esperaría Italia), cualquier lugar sería bueno para decir adiós, sin circos ni impostados homenajes, en un choque a muerte que añadiría al drama de la eliminación la tragedia de estar presenciando los últimos toques del futbolista más elegante que jamás haya existido.

Zidane piensa en la retirada, aunque le molesta que se publique, porque eso le ata y le cierra escapatorias. Y creo, en contra de lo que piensan algunos, que sus últimas exhibiciones no le hacen dudar, sino que le convencen. Quiere irse dejando la sensación de que aún le queda mucho. Y hace bien. Hay que largarse cuando todavía hay alguien que puede llorar por ti.