Federer sufrió en Australia

Federer ha sufrido como nunca para ganar su séptimo Grand Slam. Cedió cinco sets, necesitó 237 juegos y tuvo que estar sobre la cancha 16 horas para imponerse a siete rivales en Australia. Ese tiempo equivale a jugar diez partidos de fútbol y una hora más. Aunque el esfuerzo de un partido de fútbol y uno de tenis no es comparable, totalizar 16 horas de un lado para otro, pegando raquetazos y manteniendo la tensión resulta un desgaste considerable. Sobre todo si la mayor parte del trabajo se acumula la última semana, como fue el caso de Federer. Esa última semana le supuso 11 horas y 37 minutos de juego, motivado principalmente porque los partidos contra Haas y Davydenko le significaron un tormento.

No estábamos acostumbrados a ver sufrir a Federer. Y eso que esta vez no se le han cruzado en el camino sus rivales acostumbrados. Repasando la historia de los seis Grand Slam ganados anteriormente por Federer, aparecen cinco enfrentamientos con Hewitt, tres con Roddick y dos con Agassi. Pues ni contra ellos pasaba tantas dificultades como ha encontrado ahora en Australia ante rivales menores. Puede que comience a pagar los esfuerzos del tenis moderno. Un tenis muy físico y sobrecargado de competiciones. Con 24 años debería estar en plenitud y, sin embargo, no se le ha apreciado la misma facilidad que cuando ganaba torneos con 22. Nadal ya pagó la factura de este tenis ultraexigente. Menos mal que ha sabido parar a tiempo.

ese momento.