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Individualicemos el delito y el castigo

¿Dónde está el imbécil de la monedita? Los responsables de la UCO comentan en voz baja que a pesar de que había 65 cámaras operativas en el partido será difícil identificarlo. Ocurrió en el momento del gol, con el público levantándose, el objeto es muy pequeño... Se mira y se remira pero no aparece. Lo que sí aparecen y en proporción creciente son las consecuencias de su acto, agrandadas, a mi juicio (y sé que esto me lo discute mucha gente), por la actitud precipitada de Megía Dávila. La interrupción del partido ha puesto en marcha una noria diabólica, con el Comité en el centro, de la que ya se puede esperar cualquier cosa.

El Comité decide que se complete el partido a puerta cerrada y pelotea la posible sanción al Valencia para la semana próxima. El Depor quiere que le den el partido por ganado y prepara una estrategia de recursos que puede hacer inviable el calendario. Por otra parte, el Comité se monta un complejo dilema jurídico sobre si se puede sancionar o no a Marchena (que bien merecido se lo tiene) antes de que el partido concluya. Con lo cual me temo que juegue este fin de semana y hasta el próximo, cuando al Valencia le toca visitar... ¡Riazor! A todo esto hemos sabido que la Federación no tenía informadores en el partido.

Vicente Ejido bien, gracias. El susto más que nada. Megía Dávila, bien también, con su fama de fierabrás reforzada. (Disputa a Daudén el récord histórico de rojas). Díaz Vega me decía ayer que la figura de la justicia caída y ensangrentada era humillante y que eso exigía la suspensión. Yo pensaba en los miles de aficionados de Mestalla que no tiraron nada a nadie y que fueron desalojados como soldadesca indeseable. Y me preguntaba qué cosas peores de las que están ocurriendo podríamos temer si el partido se hubiese completado. Individualizar el delito, individualizar el castigo. Eso es lo civilizado. Los castigos colectivos son otra forma de barbarie.