Presidente, ¿esto es una inocentada?
La Navidad me suele cambiar el ánimo. Para bien. Soy más condescendiente, no puedo evitar las lágrimas cuando veo Bambi con mi pequeño Marcos y sueño, para qué negarlo, con un mundo mejor y más justo en el que mi Madrid deje de ocupar las páginas de Sucesos. Pero como mentir es pecado (al menos para mí), no puedo engañarles. Ayer recibí más de sesenta llamadas telefónicas y cerca de cincuenta SMS. No exagero. Salvo dos o tres excepciones (Manolo, para que veas que te tengo en cuenta), todos se dirigieron a mí con esta coletilla: "Tomás, ¿se ha adelantado el Día de los Inocentes? ¿Es cierto lo de Floro?". Conozco a Benito desde hace tiempo y me parece un tipo serio y honesto. Pero la afición se lo ha tomado como una afrenta.
Que Florentino fiche a Floro, aparte del inevitable juego de palabras, deja una lectura novedosa. Por fin el jefe escucha a Butragueño y respeta a rajatabla sus directrices. Pero por una vez yo hubiera aplaudido un "¡basta ya!" del presidente. Están jugando con el Madrid como si fuese un juguete roto y me estoy empezando a enfadar de verdad. Aquí pasamos de la grandeza, los galácticos, la universalidad, el DVD de la película (a mí me gusta, por cierto) y las giras por China, Indochina, Madagascar o donde se tercie a la cruda realidad. Estamos en zona UEFA, el proyecto de la Navidad 2005 (Luxa & Sacchi) ha finiquitado y esta noche me iré a la cena de Nochebuena con una certeza. Mi padre me mirará con ojos tristes. Y yo también a ti, papá...