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Hacia un cierto espíritu de enmienda...

Comida de Navidad del Madrid con la prensa. El ambiente no es el mismo de otros años, casi diría que es mejor, por más auténtico. No hace mucho que tantos creíamos que Florentino iba a elevar una torre hasta el cielo, colocando un galáctico sobre otro. Ese proyecto de ambiciones bíblicas se perdió en una confusión de lenguas, en la que los de márketing hablaban de fútbol, los de fútbol, de comunicación y los de comunicación, de márketing. Y la torre quedó desmochada. Las únicas torres que saldrán de esto son las que van elevándose, poco a poco, en la vieja Ciudad Deportiva: Torre Figo, Torre Ronaldo, Torre Zidane y Torre Beckham.

Si digo que el ambiente fue mejor es porque en el discursito de Florentino percibí un cierto espíritu de enmienda. Dejando aparte unas consideraciones inicuas sobre el papel de la prensa que se le escaparon en el lugar y el día más inoportunos (cortésmente censuradas en la transcripción oficial que se hizo de la alocución, por lo que las doy por no escuchadas) Florentino hizo una autocrítica muy saludable. Desde mayo del año pasado hemos perdido el rumbo deportivo, vino a decir. Yo creo que fue desde algo antes, pero no es cuestión de discutirlo. Lo importante es que asuma el extravío, primera condición para resolverlo.

Fue entre otras cosas la ocasión para despedir a Sacchi, que vino hace un año, día arriba, día abajo. Su salida deja en evidencia a la organización que le fichó, no se sabe bien para qué. No le han hecho caso, sólo le han utilizado de parapeto. Hablo de Butragueño y Ramón Martínez, el dúo sobre el que supuestamente se asienta la política deportiva del club, esa que anda sin rumbo según confesión del propio presidente. La digna y discreta salida de Sacchi les deja bastante en evidencia. Pero más aún les deja en evidencia la pertinaz capacidad goleadora de Etoo, esa joya de la cantera del Madrid que, burla burlando, acabó en el Barça.