A ver si esta pastilla es por fin la buena

López Caro confirma alternativa esta noche en el Bernabéu. Ya ha pisado el coso como novillero y ahora llega con dos corridas como matador, con desigual resultado, en Atenas y Málaga. Pero la prueba gorda es la de esta noche, porque el público y el encierro son de aúpa. El Bernabéu no aguanta ya muchas bromas y Osasuna es un equipo hecho, con cuajo y pitones, obra personal de un excelente entrenador que ha podido trabajar bien en la paz que habitualmente se vive en el club de El Sadar. La prueba de esta noche es seria, porque al Madrid le conviene seguir con este entrenador hasta el final de temporada y acabar con tanta zozobra.

Para su presentación en Madrid, Lagartijo hizo consignar en los carteles que lo hacía confiando más en la indulgencia del público que en sus propias habilidades. Yo creo que López Caro llega a este partido con la indulgencia del público del Bernabéu, porque este hombre cae bien, desde esa ingenuidad de chico de pueblo que no pretende más que hacer bien lo suyo, sin pedanterías ni falsas modestias. Lo que se oye, lo que se ve, lo que se cuenta de él, anima a desearle suerte, que es como deseársela a Florentino, tan acertado en otras parcelas de la conducción del club y tan desastroso en la más apreciable de todas: la deportiva.

Y es chocante que Florentino se equivoque tanto en esto. O quizá no. Su actividad profesional está basada en la invariabilidad de la conducta de los materiales. El hormigón siempre es hormigón, una tuneladora siempre es una tuneladora. Pero de personajes como Ronaldo, Camacho o Guti nunca está claro qué se puede esperar. Quizá por eso Florentino anda así, como el que va a tontas y a locas a la farmacia, a probar todas las pastillas hasta ver cuál le cura, sin consultar a médico alguno. Y, claro, la que no le cura le empeora. Pero quién sabe, quizá esta pastilla sea la buena. Esta misma noche empezaremos a saberlo.