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España contra su Majestad la Reina

"Paz a toda la tierra, pero a los ingleses, guerra". Cuando uno era niño aún se escuchaba, entre bromas y veras, esta frase, que venía a resumir un resquemor muy español hacia los orgullosos y expansivos británicos. Pueblo de piratas, que había empezado a desmontar nuestro imperio, decían las abuelas. Una larga lista de agravios: Drake, La Invencible, Trafalgar, Gibraltar... Pero yo nunca conseguí tener nada contra ellos, porque esas noticias me llegaban contrastadas por otra: esos tipos inventaron el fútbol, el mejor juguete que he tenido nunca. La historia, además, la cuenta cada pueblo como le conviene, pero fútbol sólo hay uno.

"El fútbol es la continuación de la guerra por otros medios", decía Ramón Mendoza, y me gusta. Donde había flotas que se batían a cañonazos ahora hay equipos que se enfrentan y el bombo nos sugiere ahora una guerra incruenta, por tierra, mar y aire, contra los orgullosos súbditos de Su Majestad la Reina. Es la civilización, que avanza, que va dando oportunidades a la paz, como pedía Lennon, y que ahora entierra simbólicamente aquella vieja disputa que aún arrastraban las abuelas de mi generación en un triple enfrentamiento en la Champions League. Una guerra en la que sólo hay emoción y victoria, pero no hay sangre ni vergüenza.

La suerte les ha sonreído al Madrid (lo que no quiere decir que haya que tomarle como favorito, salvo que mejore mucho) y al Villarreal (lo que sí quiere decir que hay que tomarle como favorito) pero no al Barça. Bueno, en cierto sentido sí: le sitúa con merecimiento debajo de todos los focos. Una eliminatoria Chelsea-Barça es ahora mismo lo mejor de lo mejor en el mundo de los clubes. Sólo que si en este momento hay un equipo al que el Barça puede temer sólo es el Chelsea de Mourinho. Claro, que lo mismo se podría decir al revés. Tampoco Mourinho estará feliz. En fin, un buen sorteo. Nos esperan emociones fuertes.